Consiste en realizar encendidos y apagados de la luminaria con una frecuencia muy alta, imperceptible al ojo humano.
La iluminación por ciclos del orden de milisegundos se traduce en aumentos de la eficiencia fotosintética, en comparación con la iluminación sin pulsos o continua. La aplicación de luz pulsada permite a las microalgas y plantas desarrollar una tasa fotosintética igual o superior que la que se puede conseguir cuando se aplica de forma continua.
Los cloroplastos van a funcionar más eficientemente cuando les permitimos descansar a micro intervalos ya que su “antena fotosintética”, una vez ha capturado un fotón, tarda un tiempo en procesarlo, liberar un electrón y transportarlo al centro de reacción fotosintética. Este centro, a su vez, necesita reunir 4 electrones libres de otras tantas antenas para disociar una molécula de agua. Esto viene determinado por la “clorofila” una vez activada por un fotón cede electrones y queda incapacitada para la absorción de más hasta no recuperar el equilibrio, por lo tanto, los fotones que llegan en exceso son desperdiciados.
Mediante el control de la luz por pulsos, el resultado final se traduce en una reducción de la potencia de salida que permite optimizar la cantidad de luz aportada.
Los parámetros configurables de este modo de operación en nuestros equipos son:
- Frecuencia: Número de encendidos y apagados de la luminaria por cada segundo de tiempo (pps = Hz). EL rango de frecuencia seleccionable es 1.000-10.000 pps.
- ON vs OFF (%): Cada encendido y apagado en la unidad de tiempo anterior, puede realizarse por ejemplo a partes iguales, con un 33% de encendido y un 67% de apagado o con un porcentaje a medida. El rango es entre 0 y 100%.
La configuración por defecto está fijada en una frecuencia 2500 veces por segundo y ciclo de trabajo al 33% de intensidad. Con esta configuración, obtenemos una producción aproximada del 140% comparando con luz continúa, con un ahorro de 63% de energía.
El fitocromo es una proteína de los vegetales y algas. En los primeros se encuentra tanto en las hojas como en el tallo o semilla. Actúa como fotorreceptor. A través del fitocromo los vegetales obtienen diversa información como, por ejemplo, la duración relativa de los días y las noches (fotoperiodo), el momento del año o la situación de una semilla respecto a la superficie.
Por su actividad se distingue el fitocromo rojo (Pr) que tiene su máxima absorción en torno a 660nm y es inactivo biológicamente y el fitocromo rojo lejano (Pfr) que tiene su máxima absorción alrededor de 730 nm del espectro. Cada una de estas formas, al recibir la longitud de onda a la que son sensibles, se transforman casi instantáneamente en su complementaria y asimismo el Pfr se transforma en Pr durante una ausencia de luz prolongada.
En el cultivo en exterior, al anochecer, se produce un aumento en la proporción de rojo lejano, que conlleva el cambio en el fitocromo hacia su forma inactiva (Pr). En los cultivos de interior, al comenzar el periodo de oscuridad, este aumento del rojo lejano no se produce. El fitocromo activo (Pfr) necesita 2 horas aproximadamente de oscuridad para transformarse a Pr, momento en el que la planta percibe el inicio real de la noche.
El principal uso del rojo lejano, para incidir en el fotoperiodo es la posibilidad de reducir 2 horas el periodo de oscuridad necesario en determinados cultivos. Se aplica durante un periodo de minutos (5 a 10minutos máximo) al finalizar el ciclo de iluminacion diario. Ese periodo de minutos “engaña” al fitocromo de la planta produciéndose una rápida transformación a su forma inactiva asimilándose a las horas nocturnas. Al poder reducir dichas horas de oscuridad se obtiene el consiguiente aumento de la producción, gracias al incremento de actividad fotosintética.
El rojo lejano es un aliado poderoso pero su aplicación en determinadas etapas de la planta puede producir efectos contrarios a su desarrollo y un exceso de intensidad o de tiempo de exposición pueden arruinar un cultivo.